
Ya no son niños. Han crecido, han madurado, han aprendido, se han divertido; también lo han pasado mal en alguna ocasión. Ahora se despiden de un pabellón que los ha acogido durante cuatro años para, en septiembre empezar una nueva etapa en la que también estaremos acompañándoles y cogiéndoles la mano cuando sea necesario.
Y lo haremos encantados.









