Tenemos por delante un periodo de cuarenta días para reflexionar, para mirar en nuestro interior, para arrepentirnos y, finalmente, poder llegar a la Pascua purificados, en paz con nosotros mismos y con los que nos rodean.

La imposición de la ceniza es el rito que da el pistoletazo de salida a este tiempo de introspección: la ceniza, que proviene de la incineración de las ramas de olivo bendecidas del Domingo de Ramos del año anterior y que el sacerdote impone en nuestra frente con la señal de la cruz, simboliza esa disposición a la limpieza, el resultado del fuego que purifica, y que nos hace conscientes de esa necesidad de preparación para la Pascua.
Desde el colegio nos esforzamos por transmitirles a nuestros alumnos de todas las edades la importancia de este periodo de reflexión y arrepentimiento: con la ayuda de Jesús siempre estamos a tiempo de reconocer nuestros errores y volver a empezar.












“La Cuaresma es el tiempo para cambiar de rumbo, para reaccionar ante el mal y la miseria”
Papa Francisco