El jueves por la tarde continuamos con la celebración. Si por la mañana predominaba el blanco, por la tarde nos vestimos de gala para celebrar con las autoridades de la ciudad y del mundo de la educación y la Iglesia en Zaragoza, así como los directores de la red de colegios, la Administración Provincial Marianista y, por supuesto, representantes del colegio y antiguos alumnos ilustres.
Fue un acto íntimo y entrañable en el Palacio Larrinaga, la primera sede del colegio, que, como pudimos comprobar, no podía albergar a muchos alumnos. Puedes ver el acto completo aquí:
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Durante el mismo, la periodista y antigua alumna, Blanca Escorihuela, fue la encargada de conducir el evento que comenzó con la actuación del músico y ‘showman’ Luis Cebrián nos arrancó una sonrisa con un monólogo sobre la educación.
Seguidamente vimos el vídeo con algunas pinceladas de la historia de estos 75 años para dar paso a las palabras de José Luis como dirección para abrir el acto.
A continuación, pudimos disfrutar de una actuación musical de un grupo de cámara formado para la ocasión por antiguos alumnos y profesores de música que interpretaron una obra compuesta, también para la ocasión, por el antiguo alumno Francisco Osácar sobre la historia de G. J. Chaminade
Fue Iñaki Sarasúa, provincial de los religiosos marianistas quien continuó el acto con unas palabras sobre el carisma y nuestra vocación educativa. Y los frutos de dicha vocación los pudimos ver en un fragmento de los vídeos que nos van llegando de antiguos alumnos, profesores, familias y actuales alumnos.
La siguiente intervención fue del alcalde de Zaragoza Jorge Azcón, que habló como alcalde, pero también como padre del colegio.
El momento siguiente fue un emotivo relevo entre uno de los alumnos de la primera promoción del colegio, Vicente Gambón, que entregó un boletín de notas a una niña de primero de infantil, Itziar Pujana, que por su parte le entregó simbólicamente un iPad.
El cierre del acto lo puso el presidente del Gobierno aragonés, Javier Lambán que resaltó el impacto positivo de la educación marianista en la ciudad.
Terminada esta parte, pudimos compartir un rato en los jardines de Larrinaga compartiendo unos aperitivos.