Tenemos la suerte de no haber vivido nunca una guerra, porque España es un país en paz. Pero en muchos países del mundo hombres, mujeres y niños viven escondidos en refugios o mueren bajo el fuego de las bombas y los misiles. La guerra no debería existir.
Por esta razón, el 2 de febrero celebramos el Día Mundial por la Paz y contra la guerra. Todo el colegio se reúne en el polideportivo y, mediante actos y textos representativos, se ofrece un marco de reflexión sobre la situación mundial, pero también sobre nuestro pequeño mundo concreto y sobre cómo cualquiera de nosotros podemos poner nuestro granito de arena para contribuir a un cambio tan necesario.
En 1981 la Asamblea de las Naciones Unidas pidió que todas las escuelas de todos los países gritaran juntas un día por la paz en el mundo. Eligieron el día 30 de enero, porque precisamente ese día murió el político de indio Mahatma Gandhi, que dedicó su vida a trabajar por la paz. Uniéndonos a ese grito nos reunimos hoy todos los alumnos y profesores del colegio.
Nuestro símbolo este año es el cuadro mural Guernica, de Picasso: un 26 de abril, en plena guerra civil, en el pueblo vizcaíno de Guernica era día de mercado. Los hombres habían marchado a luchar al frente, pero ancianos, mujeres y niños paseaban entre los puestos. De pronto y durante varias horas, aviones italianos y alemanes bombardearon la localidad desde el aire, dejando un escenario de destrucción, fuego y desolación con más de 1600 muertos, la tercera parte de la población. Era el horror de la guerra.
Poco después, el pintor cubista Pablo Picasso pintó para la Exposición Universal de París el cuadro Guernica, que refleja el sufrimiento, la muerte y el horror y de la población ante la barbarie, con el fin de dar a conocer al mundo el horror de la guerra. Ese fue su particular grito en favor de la Paz.
Lo que refleja este cuadro está ocurriendo hoy, ahora mismo, en Gaza, en Ucrania, en varios países africanos. No dejemos de gritar que la guerra no tiene lugar en este mundo. No dejemos que la guerra crezca en nuestro interior.