Cuando la música llega a nuestros oídos, las ondas sonoras viajan, en forma de impulsos nerviosos, hasta diferentes áreas del cerebro, entre ellas la encargada de liberar dopamina, la hormona del bienestar. De este modo, escuchar y tocar música nos hace sentir mejor y promueve nuestras relaciones sociales.
Desde el punto de vista académico, el estudio musical mejora las habilidades relacionadas con el lenguaje y la lectoescritura, y el manejo de un instrumento beneficia el sentido del espacio, la propiocepción, el equilibrio y el ritmo. Por no hablar del fomento de la creatividad y la imaginación.
Por todo esto, en nuestro cole la música es un pilar formativo fundamental. A través del piano, la guitarra, la batería, el violín o el saxofón nuestros niños – y no tan niños… – desarrollan su talento, su conocimiento y adquieren un gran gusto musical que les acompañará de por vida.
“La Música expresa lo que no puede ser dicho, y aquello sobre lo que no se puede permanecer en silencio”
Víctor Hugo